29.4.13

Crónicas desde Puerto Amazonia: Little Big Amazonia

¿Alguna vez has jugado a Little Big Planet? Se trata de un juego de plataformas en el que un simpático muñeco de trapo tiene que sortear obstáculos de todo tipo para llegar a completar niveles. Mi casa está en un nivel parecido, rodeado de cajas, bloques, bolsas, cubiertos, objetos punzantes y marañas de cables que aparecen cada vez que quiero desembalar una porción de mi vida cotidiana. Ahora mismo escribo desde Torrespaña, agotado por dos días de idas y venidas, mudanza y distribución de objetos mas o menos aprovechables. Es curioso como se desenvuelven los objetos inanimados, los dejas en un lugar y se quedan totalmente inmóviles, ajenos a cualquier súpolica que puedas hacerles, sobre todo los más contundentes y voluminosos, esos hijos de puta no se mueven por más que les grites. El caso es que cientos de kilos de esas masas inermes me esperan como una pandilla de matones a la puerta de un colegio, se que no van a apalearme pero es probable que me cueste entrar en casa debido a la estratégica puesta en escena de las malditas cajas de cartón. Esa es mi primera gran aventura en esta nueva vida, convivir con seres cúbicos que en su día transportaron de sde barras de pan hasta ordenadores de última generación.


Viento nocturno

Acabo de desvelarme, ha sido un día ajetreado y creo que la dosis de Monster de esta tarde seguirá en mi organismo. Pero la razón de estar ahora escribiendo es la insistencia con la que el viento golpea las persianas de mi habitación.

28.4.13

El último día en Terrazonia

El eco de mis pasos resuena gélidamente en mis oídos, un montón de cajas se esparcen en el salón que otro día estuvo lleno de vida, ya no está el sofá donde sentarse, la televisión está desconectada, la videoconsola atrapada en una caja de cartón y sólo existe un vacío crepitante allí donde otro día hubo vida.

26.4.13

Recalibrando

El mundo ha sido asaltado por los poderes financieros. Es el gran mal de nuestro tiempo. Hablo de Mal en un sentido muy amplio, no soy ningún moralista, pero estoy seguro que ningún código ético ni filosofía coherente secundaría el despropósito al que nos estamos viendo sometidos.

22.4.13

Maestros

Reconozco que en esta etapa de mi vida tiendo a mirar con nostalgia mi entorno, los lugares y personas que forma parte de mi historia en Valdemoro, la ciudad donde vivo.

17.4.13

Mi trabajo

Desde hace tiempo estoy trabajando en TVE, para muchos puede parecer estupendo, emocionante y hasta divertido, otros pensarán que es un trabajo más y que tampoco es algo digno de mención.

9.4.13

El desgaste de la conciencia

 

Hace muchos muchos muchos años, quizá en una época en la que era absurdo, me consideraba anarquista, como muchos otros adolescentes con inquietudes y sin ningún complejo por los extremos me sentí atraído por una ideología idealista que buscaba (teóricamente) la mayor expresión de libertad e igualdad social entre todos los seres humanos, jamás leí a Bakunin ni a otros filósofos del movimiento, es más, siempre tuve la sospecha que sus ideas eran absurdas en un mundo tan cambiante como el nuestro. Pero creía tener la convicción del ideal. Desafortunadamente aquello era simplemente una fase en la que cualquier ostentación de símbolos contra el poder establecido eran un soplo de aire fresco. Años después, sentado aquí, rodeado de símbolos e hitos de la sociedad de consumo me doy cuenta que no sólo fracasé en esa toma de conciencia libertaria, sino que de aquella necesidad sólo queda la pena por no poder seguir pensando que aquellas ideas eran válidas de algún modo.