12.5.13

GENERACIÓN

Acabo de leer que Constantino Romero ha muerto. Poco después de recibir la noticia de la partida de Alfredo Landa un  no puede evitar dar un vistazo atrás y empezar una cuenta aciaga de personas y personajes que nos van dejando. Es una generación que va marchitándose y que guardaba la imagen y la voz de nuestras vivencias. Como generación joven, alimentada por ondas de radio y bits de información hacemos nuestra esa muerte como una pequeña hendidura en nuestra vida, porque sin ser nada para aquellos iconos, los hemos sentido muy de cerca, es lo que tiene la era de la comunicación, la barrera de lo perceptible se desliza de lo físico a lo sensorial, las experiencias a través de los medios nos acercan a un bagaje cultural más dinámico, y cada película, cada emisión, cada vistazo a la red nos acerca a un mundo amplio y que hasta ahora no tenía demasiada familiaridad con la muerte. Es el ocaso de los ídolos de nuestra generación, iconos de un tiempo cercano con los que hemos crecido, cercanos en la distancia que separa la mirada de la ficción o de la representación. Es el relevo que la historia nos cede, unos viven y otros mueren,  es el hito más significativo para comprender de una vez que el mundo está en nuestras manos, puede que seamos la escoria de la Tierra o los que controlen cada movimiento del engranaje de la Humanidad, pero estamos ahí, estamos heredando el tiempo. ¿qué podremos hacer?

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