5.5.13

Hambre de cine

Muchas veces miro la estantería de mis dvds y me devano los sesos intentando elegir una película que pueda ver en la tranquilidad del hogar, a veces opto por pelis ya vistas pocas o muchas veces, pero en raras ocasiones desenvuelvo una peli nueva que no haya visto antes, probablemente me digo a mi mismo que no es el momento apropiado para verla o que puede que no la preste suficiente atención. Sin embargo hay ocasiones en que ninguna intención se convierte en la mejor de las intenciones. Momentos de rutina de zapping llevan a redescubrir pequeñas joyas o experiencias agradables, cuando no inolvidables, son esos momentos en los que me reconcilio con el cine, para mi es una sensación de novedad subjetiva, una especie de trance estético que me transporta directamente al mundo tras el celuloide. En esos momentos pienso que el cine es una entidad viva que late con nuestras sensaciones, una película mediocre o demasiado enmascarada acaba resultando tediosa, previsible y vacía, por muy bien que se elabore el producto, sigue siendo eso, un producto. El secreto es anteponer la pulsación que vibra dentro de aquello que queremos contar, sacarlo a toda costa. Por eso películas sencillas son tan terriblemente atractivas, no necesitan ocultarse tras la teatralidad y el engaño digital, que a veces condenan la creatividad dando al traste con la verdadera esencia del cine que no es otra que contar historias en imágenes.

Mi hambre de cine, por lo visto, sigue ahí, espero que no se me olvide.

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