11.5.13

RECUERDOS: Amanecer en la estación

Madrugar para ir al instituto en mayo cuando los primeros rayos de sol rozan las paredes de tu habitación era uno de los mayores placeres que tenía mi vida adolescente. Un acontecimiento simple convertido en un símbolo de la llegada de un verano que como todos los veranos prometía el refrescante aroma de la noche y la plácida sensación de no tener que hacer nada. Mi habitación, la más pequeña de la casa era como un pequeño templo en el que empezaba a forjarse este mundo interior de expresiones escritas, de reflexiones personales y filosofías de andar por casa. Y cuando el alba teñía de ámbar a luz de esos días de primavera cuando sentía una extraordinaria sensación de vitalidad, me decía a mi mismo que ese iba a ser un gran día, y  a veces era cierto. Pero en mi cabeza está el recuerdo sonoro de canciones que parecía hacer bailar al sol, una de ellas, Boogie Man de Aerosmith me hacían desperezarme y encontrar el aura de belleza que rodeaba ese día. Hoy la memoria despierta ese recuerdo, pero hay miles de canciones, miles de días que amanecieron en la que fue mi habitación durante tantos años, como digo, la más pequeña pero la que contenía el mundo más grande que pude vivir, experiencias, aventuras, desgracias y desventuras que describen el arco de la persona que soy.

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