28.2.17

El Diablo y Daniel Johnston


       
     La locura del artista es un tema recurrente en la Historia del Arte. El estado mental de los artistas siempre nos ha fascinado ya que en su creatividad, se abren vías de expresión muy ricas y fructíferas. Lamentablemente la creatividad desbordada y la sensibilidad hacia mundos personales tiene como contrapartida un sufrimiento que somos capaces de ver únicamente en la manifestación de la obra del artista, pero que en la dimensión personal puede resultar traumática tanto para él como para aquellos que le rodean.

Cuando ves El diablo y Daniel Johnston asistes a algo más que la manifestación artística de una persona con un trastorno bipolar. Se trata de un recorrido, un viaje a lo largo de la vida de alguien que muestra signos de una inteligencia por encima de la media, incomprendido dentro de un entorno que rechaza sus manifestaciones artísticas adolescentes y que poco a poco se ve encaminado a una espiral de frustración que puede desembocar en el trastorno final.

Pero por otro lado vemos la otra cara de la moneda. El culto o la atención que se le dedica a Dan como artista atormentado que manifiesta una sensibilidad poco común. Sonic Youth, Kurt Cobain y tantos otros figuran como admiradores de Daniel Johnston como autor de desgarradoras letras o de inquietantes ilustraciones que representan su peculiar universo interior. Asistimos a esa fascinación por el arte de quien no está del todo bien siendo conscientes  del origen de sus obsesiones, de su infierno personal.

Esta es la historia de un cantautor un tanto maldito, una extraña vida casi condenada a sentir las pulsiones de su arte. Una vida colmada de visiones, demonios, ensoñaciones... Fluyendo en ese lánguido hilo de voz que en su aparente inocencia formal esconde los ecos de una desgarradora pulsión vital.

Os paso el enlace al documental: El Diablo y Daniel Johnston


23.2.17

Exoplanetas a Gogo

     
Ayer a las siete de la tarde me encontraba con un avance en el que en breve la nasa anunciaría un descubrimiento muy importante. Como entusiasta de la astronomía llegué a plantearme que habría hecho un descubrimiento de vida extraterrestre o que se había localizado un nuevo exoplaneta muy próximo a nosotros.

Amarok. El Planeta música

Si, exacto, la sección que era presumiblemente de libros y pelis ya tiene su segunda reseña musical. No pienso cambiar el nombre de la sección así que imaginaos que veis las notas en vuestras cabezas o que podéis leer la pieza como una obra con su contenido y bla bla bla... que no, que no cambio el nombre de la sección. Y dicho esto voy a escribir un poco acerca de una de las obras que más me han influido como oyente, espectador o lo que sea: Amarok, de Mike Oldfield.

17.2.17

Tras la Tormenta

Hace tiempo que me leí la obra de Homo Videns de Giovanni Sartori. En ella trataba de contarnos las estremecedoras amenazas o las consecuencias de una sociedad centrada en la tecnología de la información. Ahora el libro, que debería releer se podría quedar como un chascarrillo contado por uno de esos intelectuales que miraban con recelo una era que nadie sabía como evolucionaría. Si me apuráis creo que se acerca mucho más la película "Están Vivos" de Carpenter que cualquier libro que trate de explicar los pormenores de una sociedad digital. En el film de Carpenter estaba claro: Un sistema controlado por las élites extraterrestres embrutecía y esclavizaba a la sociedad de forma subliminal. Está bien, no hay seres extraterrestres que nos dominen a no ser que te consideres un conspiranoico de los reptilianos o de los Annunnaki o de vete tú a saber que marcianada te venden por ahí. Pero consideremos que el poder ya no pertenece a un grupo concreto (por mucho Bilderberg que nos vendan) sino que podemos considerar que vivimos en una deriva del sistema que funciona como entidad propia y que cada uno de nosotros llevamos tatuado a fuego desde que nacemos. Y esa deriva no es algo que podamos controlar con unas pautas éticas o una filosofía rompedora. Cualquiera que pretenda un cambio será un hipócrita o un chiflado. Y lo peor de todo es que nuestro sistema es permeable a todo tipo de disensiones y decadencias.

13.2.17

Tengo una entrevista



El despertador sonó pero yo ya tenía los ojos abiertos. Me pasaba desde hacía años, debido a la rutina y a que no descansaba profundamente; y solía repasar las tareas del día en ese lapso de tiempo que le robaba a mi agenda. Recuerdo que me hacía sentir ágil, productivo, casi astuto.

Ese día no tenía nada especialmente relevante. Un par de entrevistas personales para promoción interna y redactar unos informes. Pero por la tarde al salir, tenía que pasar por El Centro comercial para hacer una copia de la llave nueva del portal. Esas tareas me sacaban de quicio. Sentía una espina clavada en la mente todo el día hasta que conseguía borrarla de la agenda. Además su duración era difícil de predecir. Influían muchos factores, inclusive el humano, que era el que más detestaba. Casi tanto como mi trabajo en el departamento de recursos humanos. Mierda de llave.

Me levanté de la cama aparcando mis pensamientos, me duché, me vestí y tomé un café rápido ojeando Twitter. Salí, cerré y me fui. A trabajar. Qué iba a saber yo.

Quedaría muy literario decir que intuí algo cuando vi el correo electrónico con los cambios de última hora: Entrevista personal Joaquín Ortín Garrote. Si. Garrote. Pero no percibí nada. Supongo que pensé que sería un tipo cualquiera. Un fulano de sonrisa ensayada y mirada ansiosa. Consulté el reloj del ordenador y cuadré de nuevo la agenda y me puse a trabajar.

Cuando llegó la hora, el chico de recepción anunció la llegada de Joaquín Ortín y recuerdo que me asqueó la cacofonía, pero no supe ver más allá. Le hice pasar y desde el principio sentí rechazo. No sólo por su grimoso apretón de manos y su voz de don nadie. Era todo. Su ropa, su peinado, su mirada, su olor... lo descarté casi instantáneamente pese a que nunca hacíamos eso. Ni siquiera recuerdo el puesto al que optaba. Me daba igual. Fue un rechazo brutal. Casi repulsión. Era gris. El tío más gris que yo había visto dentro y fuera del trabajo. Le realicé la entrevista básica casi sin detenerme a mirarlo a los ojos y lo despedí con alivio y una sonrisa amable. Vaya por delante que el tipo no puso tampoco empeño ninguno en brillar ni lo más mínimo, limitándose a responder a mis preguntas de la forma más escueta posible, lo que facilitó la labor de descarte.

Al final del día apagué el ordenador, suspiré y recordé con una punzada la copia de la llave. Al salir del edificio me encaminé hacia el metro y vi en la boca un tipo disfrazado con un enorme disfraz de gallina. Estaba plantado allí de pie, pero no repartía publicidad ni tenía pinta de ir a una despedida de soltero. Estaba simplemente mirando. En mi dirección. Y si. Era Joaquín. Al principio intenté disimular la sorpresa para poder fingir que no lo había reconocido, pero en cuanto me distinguió caminó derecho hacia mí y cuando llegó a mi altura, me miró fijamente y me espetó: "co co ro co coo?" Y abrió los ojos como platos. Yo sonreí incómodamente y apreté el paso, descendiendo por las escaleras y pensando: "joderjoderjoderjoder". Joaquín comenzó a caminar detrás de mi, moviendo el cuello en espasmos cortos y mirando sitios aleatorios por espacio de uno o dos segundos. El corazón se me disparó y empecé a buscar con la mirada alguien que me ayudase, pero todo el mundo se limitaba a sonreír y a grabarlo todo con el móvil. Supongo que pensaron que era un cobrador del frac o una performance callejera de esas que la gente comparte sin parar en Facebook con títulos como: "buenísimo" o "me parto" Llegué al andén y comprobé con horror que faltaban dos minutos para la llegada del siguiente tren y tal y como me temía, por las escaleras hizo su entrada Joaquín. "Co co ro co cooo?" Resonó su voz pusilánime en todo el andén y raspó un poco el suelo con su zapato gastado. Me miró, y comenzó a aproximarse con sus movimientos cortos, nerviosos, magnificados por el disfraz de peluche, que tenía un penacho de goma, imitando la cresta, pero no tenía pico.
"Joderjoderjoderjoder con el loco". Caminé rojo ya de ira por el andén y cuando el tren entró en la estación esperé echándole miradas de reojo para ver qué hacía. Estaba picoteándose un ala. Las puertas se abrieron y salté dentro con la esperanza de que él se quedara fuera, pero entró en el vagón contiguo. Se abrió paso entre la gente sin dejar de moverse con espasmos, se acercó a la zona con forma de acordeón que comunicaba los vagones y comenzó a picotearse tranquilamente. Tenía que ser una broma. Eso es! Una cámara oculta.
Me acerqué a él y le comuniqué que ya sabía que era una broma y que además de poco original, no tenía sentido. Joaquín me miró, abrió mucho los ojos, cacareó un poquito, sus pupilas se dilataron brutalmente y tras un espasmo que me puso los pelos de punta, se agachó y puso un huevo. Pero así. Un huevo. De gallina. Se levantó, se quitó la cresta y se volvió gris otra vez. Caminó hacia la puerta del vagón y con su voz de pelele humano, me dijo: ábrelo. Y se bajó.
La gente observaba horrorizada el huevo, que estaba manchado de sangre, y cuando lo miré, se resquebrajó. De él cayó una pequeña llave, que, en ningún momento dudé, abriría mi portal. La tomé entre mis manos, manchándome de huevo, esperé mi parada sin hacer el cambio que me habría llevado al Centro Comercial y me fui a casa con la sensación de que me hubieran volado la tapa de los sesos y con la llave chorreante en una mano.

Al llegar al portal, abrí con la llave de Joaquín, dejé la copia que me habían prestado en el buzón de la comunidad y subí en ascensor. Al abrir la puerta, en el sofá, estaba tumbado Joaquín. Mordisqueaba un juguete en forma de ratón. "Maaau?"
Le acaricié la cabeza y me tumbé junto a él. Dormí mejor que nunca y por primera vez en mucho tiempo, el despertador me despertó.

4.2.17

Recomendaciones de un netflixero

Hola, en mi primera entrada en este blog, me gustaría presentarme para que me conocierais, mi nombre es Pablo, y soy un frikazo...fin de la presentación.

En estos terminos, podéis hacerme el caso que queráis, logicamente para gustos estan los colores así que puede que os guste mis recomendaciones o no, hoy os hablaré  de la última  serie que vi en Netflix que me pareció muy interesante, se trata de :

American Crime Story: The people vs O.J.Simpsons.

Esta serie se basa en crímenes reales, de la historia americana, como su propio nombre indica tampoco era muy difícil adivinarlo por el título,jeje.

No voy a hacer una reseña indicando su director, o si la fotografía mola o la luz es la releche, poque sinceramente no tengo ni pajolera idea, simplemente os recomiendo verla.

  OJ, antiguo jugador de futbol americano, y posterior actor, seguro le recordareis por participar en las películas de agárralo como puedas, junto a Leslie Nielsen , el teniente Frank Drebin, si eso no te engancha ya....pues también sale Ross de Friends, como padre de la familia Khardashian....a y John Travolta, como un conocido abogado, jolin mas no se puede pedir...

La serie, nos muestra el caso desde el lado de OJ y sus abogados, como por parte de la fiscalía, lo cual esta genial.

Mi nota final es un 9, ale ahí lo dejo.

Y como recomendación final, os diré ver las dos temporadas de madres forzosas, que si, que mola.

Y mi punto negativo va , para una serie que se llama Frontera, con Jason Momoa, si Khal Drogo, no pude terminar el primer capítulo, tal vez por verlo después de comer, tumbado en la cama, con las lentejas calentitas....pues puede ser, le daré una última oportunidad.

Bueno, disfrutad la vida que es corta ,no durmáis mucho y ved muchas series.

La cosecha del viajante

     El mundo tal y como lo conocemos es un pequeño vertedero de color azul ponzoñoso. La especie humana ha conseguido destruir cada porción de terreno que ha pisado y han sido numerosas las ocasiones en las que se ha jactado de las inmundicia que maneja. Su energía extraída excarvando, horadando y presionando la Tierra ha desdibujado el panorama hasta cotas insostenibles. En su terrible afán de violación constante no repararon en que no siempre fueron los dueños y señores del planeta que profanan.